Los signos de puntuación son los signos ortográficos que organizan el discurso para facilitar su comprensión, poniendo de manifiesto las relaciones sintácticas y lógicas entre sus diversos constituyentes, evitando posibles ambigüedades y señalando el carácter especial de determinados fragmentos (citas, incisos, intervenciones de distintos interlocutores en un diálogo, etc.). En el español actual, forman parte de este grupo de signos el punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los paréntesis, los corchetes, la raya, las comillas, los signos de interrogación y de exclamación, y los puntos suspensivos. La mayor parte de ellos tienen, además, usos no lingüísticos, que quedan fuera de los límites de la ortografía.
Los signos de puntuación son elementos gráficos que se utilizan en la escritura para organizar y estructurar el texto, así como para indicar pausas, entonación y énfasis. Algunas de las características principales de los signos de puntuación son:
El punto es un signo fundamental a la hora de escribir, ya que sirve para introducir una pausa más o menos larga, dependiendo del caso. Suele colocarse al final de los enunciados (oraciones, frases), inmediatamente después del último caracter escrito, sin espacios de por medio. Existen tres tipos distintos de punto, que son:
Separar ciertas locuciones conjuntivas o adverbiales, tales como "en efecto", "sin embargo", "en fin", etc., del texto que viene a continuación
Estos signos de puntuación también vienen siempre en pares, y separando lo que se encuentra entre ellos del resto para que sea leído aparte, a menudo como una aclaratoria, una acotación o un dato opcional, es decir, que bien puede leerse o bien puede omitirse.
Este signo de puntuación introduce una pausa mayor que la de la coma, pero menor a la del punto, y se utiliza para detener el flujo del texto y el discurso.
Estos signos de puntuación tienen el propósito de marcar la entonación del texto, para que podamos distinguir entre una pregunta o una exclamación, como un grito.